jueves, octubre 02, 2025

Enlightened Despotism: An issue for today

In times of crisis—pandemics, wars, global instability—calls for “strong leaders” often resurface. Technocracy, expert governance, and efficiency without debate are praised. Are we witnessing a modern version of enlightened despotism? 


In the history of political thought, few formulas are as paradoxical as enlightened despotism. This 18th-century model of government embodies a tension between monarchical absolutism and the rational ideals of the Enlightenment. It is the art of ruling with reason—yet without the people.

📖 What is Despotism?

According to the Royal Spanish Academy (Real Academia Española), despotism is defined as:

Abuse of superiority, power, or force in dealing with others. Absolute government, not limited by laws.

This dual definition reveals the essence of the concept: a concentration of power that, even if aimed at the common good, excludes checks and citizen participation in the definition of the public interest.

🧠 What Does “Enlightened” Mean?

The Enlightenment was an intellectual movement that championed reason, education, science, and social reform. Thinkers like Voltaire, Rousseau, and Montesquieu envisioned more just societies guided by rational principles and universal rights.

🏛️ Enlightened Despotism: The war of ideas

Enlightened despotism was the response of certain European monarchs to Enlightenment ideas. They implemented reforms in education, economics, public health, and administration—but kept absolute power intact. It was not about democratizing, but modernizing from above.

Key figures include:

  • Charles III of Spain, who promoted urban, health, and educational reforms.

  • Frederick II of Prussia, patron of philosophers and military reformer.

  • Catherine II of Russia, advocate of legal codification and cultural expansion.

  • Joseph II of Austria, defender of religious tolerance and abolition of serfdom.

    🗣️ Rousseau and Despotism: A Dissenting Voice

    Jean-Jacques Rousseau, one of the most influential thinkers of the 18th century, distanced himself from enlightened despotism. He believed true liberty could not be granted from above but must arise from the general will. In his Confessions, a deeply personal work, he expresses his visceral rejection of absolute power:

  • For Rousseau, despotism—no matter how enlightened—is a form of slavery. His ideas inspired republican and revolutionary movements that sought to replace paternalistic monarchy with popular sovereignty.

    🔮 A 21st-Century Enlightened Despotism?

    In times of crisis—pandemics, wars, global instability—calls for “strong leaders” often resurface. Technocracy, expert governance, and efficiency without debate are praised. Are we witnessing a modern version of enlightened despotism?

    History reminds us that progress without participation may be dazzling, but also fragile. As Rousseau warned, liberty is not a luxury—it is the foundation of human dignity.

  • 📝 Invitation to Reflect

    From Mirada al Mundo, I invite you to consider: Are we living through a new form of enlightened despotism, disguised as modernity? Who decides for us in the name of the common good?

    Your voice matters. Enlightenment taught us to think; democracy calls us to act.

  • Versión en español: Mirada al Mundo

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  • Mirada al Mundo is a space for reflection where history, spirituality, diplomacy, and everyday life converge. Each post seeks to illuminate the present with the wisdom of the past, cultivate critical thinking, and celebrate the cultural richness that surrounds us.

    This publication was developed with the support of Microsoft Copilot, an AI tool that assists in research, writing, and synthesis, always respecting the author’s voice and judgment.

  • Rogelio is a journalist, writer, thinker, and cultural bridge-builder. Through Mirada al Mundo, he weaves together history, spirituality, diplomacy, and everyday wisdom to offer reflections that inspire understanding and connection.

Despotismo ilustrado en el siglo 21

 En tiempos de crisis, pandemias o conflictos globales como en el siglo 21, resurgen voces que claman por líderes “fuertes”, capaces de tomar decisiones rápidas y eficaces. ¿Estamos ante una reedición del despotismo ilustrado?

En la historia de las ideas políticas, pocas fórmulas han sido tan paradójicas como el despotismo ilustrado. 

Es un modelo de gobierno, propio del siglo 18, que encarna una tensión entre el absolutismo monárquico y los ideales racionalistas de la Ilustración: gobernar con luces, pero sin abrir las puertas a los ciudadanos ni respetar sus libertades políticas y derechos humanos. 

Esa tensión es justamente la que tenemos a la vista en el mundo actual, en el cual la fuerza del líder carismático, pero autoritario, ejerce una atracción irresistible en personas de todo el mundo, con tanta intensidad que las torna dispuestas a ceder sus libertades y derechos en aras de la voluntad de un gobernante déspota.

¿Qué es el despotismo?

Según la Real Academia Española, el término despotismo se define como:

Abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas. Gobierno absoluto, no limitado por las leyes.

Esta doble acepción revela el núcleo del concepto: una concentración de poder que, aunque pueda estar orientada al bien común, no admite contrapesos ni participación ciudadana.

¿Y qué significa “ilustrado”?

La Ilustración fue un movimiento intelectual que promovió el uso de la razón, la educación, la ciencia y la reforma social en contraposición a los largos siglos de lo que los ilustrados denominaron el "oscurantismo" de la Edad Media, es decir, el ocultamiento de la tradición cultural grecorromana.

Filósofos como Voltaire, Rousseau y Montesquieu imaginaron sociedades más justas, guiadas por principios racionales y derechos universales.

El despotismo ilustrado: respuesta monárquica

El despotismo ilustrado fue la respuesta de ciertos monarcas europeos a las ideas ilustradas. Adoptaron reformas en educación, economía, salud pública y administración, pero mantuvieron intacto el poder absoluto. No se trataba de democratizar, sino de modernizar desde arriba.

Entre los principales representantes destacan:

  • Carlos III de España, promotor de reformas urbanas, sanitarias y educativas.

  • Federico II de Prusia, mecenas de filósofos y reformador militar.

  • Catalina II de Rusia, impulsora de la codificación legal y la expansión cultural.

  • José II de Austria, defensor de la tolerancia religiosa y la abolición de la servidumbre.

🔍 Reflexión para nuestro tiempo

El despotismo ilustrado plantea una pregunta vigente: ¿puede un poder centralizado actuar en favor del pueblo sin contar con él? ¿Es suficiente la buena intención del gobernante para garantizar justicia y progreso?

En un mundo donde la tecnocracia y el liderazgo fuerte a veces se presentan como soluciones eficaces, conviene recordar que la participación ciudadana no es un obstáculo, sino una garantía de legitimidad y sostenibilidad.

Rousseau y el despotismo: una voz disidente

Juan Jacobo Rousseau, uno de los pensadores más influyentes del siglo 18, se distanció del despotismo ilustrado al considerar que la verdadera libertad no podía ser otorgada desde arriba, sino construida desde la voluntad general. 

En sus Confesiones, obra profundamente personal, se percibe su rechazo visceral al poder absoluto:

Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con ello a todos los deberes de la humanidad.

Para Rousseau, el despotismo, por muy ilustrado que se diga, sigue siendo una forma de esclavitud. Su pensamiento inspiró movimientos republicanos y revolucionarios que buscaron sustituir el paternalismo monárquico por la soberanía popular.

¿Un despotismo ilustrado del siglo 21?

En tiempos de crisis, pandemias o conflictos globales, resurgen voces que claman por líderes “fuertes”, capaces de tomar decisiones rápidas y eficaces. Se habla de tecnocracia, de gobiernos expertos, de eficiencia sin debate. ¿Estamos ante una reedición del despotismo ilustrado?

La historia nos recuerda que el progreso sin participación puede ser brillante, pero también frágil, inequitativo y depredador.

La frase de Rousseau citada arriba nos interpela hoy con fuerza. 

¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por la eficacia? ¿Puede haber justicia sin voz ciudadana?

Invitación al lector

Desde Mirada al Mundo, te invito a reflexionar: ¿Estamos viviendo una nueva forma de despotismo ilustrado, disfrazado de modernidad? ¿Quién decide por nosotros en nombre del bien común?

Tu opinión es parte esencial de esta conversación. La Ilustración nos enseñó a pensar; la democracia nos llama a participar.

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Mirada al Mundo es un espacio de reflexión donde la historia, la espiritualidad, la diplomacia y la vida cotidiana se entrelazan. Cada entrada busca iluminar el presente con la sabiduría del pasado, cultivar el pensamiento crítico y celebrar la riqueza cultural que nos rodea.

Esta publicación fue elaborada con el apoyo de Microsoft Copilot, una herramienta de inteligencia artificial que acompaña el proceso de investigación, redacción y síntesis, respetando siempre la voz y el criterio del autor.

Versión en inglés (EN): Mirada al Mundo


viernes, septiembre 26, 2025

ONU: ‘Super Bowl de la diplomacia’

¿Es posible imaginar lo que sería el mundo hoy si en 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial, no hubiera sido creada la ONU justo cuando aparecieron las armas nucleares? Con todas las fallas, burocratismo y defectos que usted quiera endilgarle, yo me atrevo a decir que, sin las Naciones Unidas, las grandes potencias dejadas a su arbitrio nos hubieran conducido a la guerra nuclear total.


Por Rogelio Ríos Herrán


Algunos analistas internacionales calificaron la semana inaugural del periodo 80 de sesiones de la Asamblea General de la ONU (AGNU 80) como el “Super Bowl de la diplomacia” multilateral, y no les falta razón.


Desde el lunes 22 de septiembre y a lo largo de la semana, los trabajos anuales estelares de las Naciones Unidas incluyeron la presentación de los gobernantes de sus países miembros para que tuvieran sus “15 minutos de fama” en los discursos.


Para variar, México no tuvo presencia a nivel presidencial, sino ministerial. El gobierno nacional no hizo honor, una vez más, al estatus de socio fundador de Naciones Unidas y participante activo en la elaboración de la Carta de la ONU. Grave falla.


De los temas urgentes de la agenda internacional abordados en las reuniones especializadas (guerra en Ucrania, conflicto en Gaza, migraciones, cambio climático e inteligencia artificial, entre otros), yo me enfocaré a comentar uno solo: ¿Sigue siendo relevante la ONU en el mundo actual?


Escuchar declaraciones de algunos líderes mundiales en contra del funcionamiento y, más peligrosamente, de la existencia misma de las Naciones Unidas o atestiguar la irrelevancia de la presencia de mi país en el foro mundial de Nueva York, me revolvió el estómago. 


¿Es posible imaginar lo que sería el mundo hoy si en 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial, no hubiera sido creada la ONU justo cuando aparecieron las armas nucleares?


Con todas las fallas, burocratismo y defectos que usted quiera endilgarle, yo me atrevo a decir que, sin las Naciones Unidas, las grandes potencias dejadas a su arbitrio nos hubieran conducido a la guerra nuclear total.


Para calmar la ansiedad, repasé un libro de Juan José Bremer (experimentado diplomático mexicano) escrito en la primera década de este siglo: Tiempos de guerra y paz. Los pilares de la diplomacia de Westfalia a San Francisco (Penguin Random House, serie Debolsillo, 2017).


Si la AGNU es el gran foro de deliberación internacional y un plenario en el cual cada país cuenta con un voto, es porque los países en desarrollo, entre ellos México, presentaron una batalla feroz en la Conferencia de San Francisco (1945) para que tuviera amplias atribuciones.


 “La discusión se dio”, nos relata Bremer, “entre la postura más restrictiva de que la Asamblea estuviera facultada sólo para discutir cuestiones relacionadas con la paz y seguridad, y las demandas de un importante número de países -entre los que destacaban Australia, Chile, Colombia, México y Perú- de que la Asamblea tuviera la capacidad de abordar cualquier asunto incluido en los propósitos y principios de la Carta, o dentro de la esfera de acción de las Naciones Unidas”.


Además, la AGNU quedó facultada para hacer recomendaciones a los miembros de Naciones Unidas o del Consejo de Seguridad en los temas contenidos en la Carta de Naciones Unidas.


“Esta fue una victoria importante”, destaca Bremer, pues “abrió las puertas para que se abordaran otros temas que impulsaron el desarrollo de la Organización.


Los temas de la paz y seguridad dominaban la agenda de la Conferencia de San Francisco, pero durante las negociaciones diplomáticas de la época se dio un giro importante.


En el artículo 55 de la Carta se estableció que la ONU deberá promover estándares más elevados de vida, empleo y condiciones de progreso económico y social; soluciones a problemas económicos sociales y de salud, y fomentar la cooperación internacional en los casos de cultura y educación, derechos humanos y libertades fundamentales para todos los seres humanos.


El artículo 55 de la Carta de Naciones Unidas contiene un mandato de transformación social, escribe Bremer.


“Su tono misionero ha sido visto como una concesión a las delegaciones más comprometidas con una institución de más altos vuelos y objetivos sociales más concretos”, concluye el autor.


De nuevo, pregunto: ¿Qué sería del mundo sin la ONU?

No se equivoquen, señores gobernantes ignorantes de la historia de las Naciones Unidas y su papel en la historia contemporánea de las relaciones internacionales: ¡Hay ONU para rato!


FIN







lunes, septiembre 22, 2025

Annalena y el regreso de la ONU

Es el momento del “comeback” de la ONU a retomar la iniciativa de los esfuerzos de paz y seguridad internacionales, después del fracaso rotundo de la diplomacia de liderazgo personal y encuentros en la cumbre entre gobernantes que no arreglan nada y sólo pospone la resolución de los conflictos

Por Rogelio Ríos Herrán


Con la inauguración el 22 de septiembre del periodo anual de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el aniversario 80 del organismo internacional, la situación internacional, tan lamentable como nunca antes, presenta, sin embargo, la oportunidad del regreso de la diplomacia multilateral al primer lugar de la arena mundial.


Es el momento del “comeback” de la ONU a retomar la iniciativa de los esfuerzos de paz y seguridad internacionales, después del fracaso rotundo de la diplomacia de liderazgo personal y encuentros en la cumbre entre gobernantes que no arreglan nada y sólo posponen la resolución de los conflictos.


Una mujer, la alemana Annalena Baerbock, presidirá los trabajos de la 80 Asamblea General (UNGA 80, por sus siglas en inglés) y bajo su experimentada mano veremos el desarrollo de negociaciones de alto nivel bajo el lema “Mejor juntos”.


Tras el desastre diplomático que los chicos rudos del barrio (Estados Unidos y Rusia y, por otro lado, Netanyahu y Hamás) han dejado tirado en la calle, no hubo cese al fuego en Ucrania ni en Gaza.


Fracasaron los líderes supuestamente carismáticos, así que el camino quedó allanado para que en el seno de la Asamblea General (con 193 países miembros) se someta a debate una solución a los problemas que hoy amenazan la paz y la seguridad internacional.


Mientras Vladimir Putin sigue arrojando bombas y asesinando a los civiles ucranianos y Benjamín Netanyahu hace lo mismo con los civiles palestinos en la Franja de Gaza, Annalena y Antonio Gutérres (secretario general de la ONU) tienen ante sí una pequeña ventana de oportunidad para salvar al mundo.


No exagero ni un centímetro. La crisis de la paz mundial existe en la forma de los 120 conflictos armados (externos e internos) que cada día arrojan muerte y destrucción en el mundo, de los cuales Ucrania y Gaza son apenas las caras más visibles.


El alivio a esa situación no puede venir de parte de quienes ya fracasaron en el terreno diplomático. La ONU, puesta a un lado por la soberbia de los poderosos, puede recuperar su papel de negociador universal de la paz en el mundo.


La ventana de oportunidad puede cerrarse en cualquier momento. Lo que suceda esta semana de septiembre durante los trabajos de la UNGA 80 en la ciudad de Nueva York, será decisivo para encontrar la salida a la crisis mundial de muertos y refugiados.


Annalena fue Ministra de Asuntos Exteriores en su natal Alemania, es la quinta mujer que preside un periodo de sesiones de la Asamblea General y la primera europea en hacerlo.


Asumió el cargo ella en un contexto de crisis múltiples: guerras prolongadas, retrocesos en derechos humanos, desigualdad creciente y una gobernanza internacional desafiada por la polarización. 


En su discurso inaugural (9 de septiembre), no rehuyó la crudeza del momento: mencionó explícitamente el sufrimiento en Gaza, Afganistán, Sudán, Ucrania y las islas del Pacífico. Pero su mensaje fue claro: “No rendirse” es la única opción viable.


Su estilo -directo, ético y comprometido- recuerda que la diplomacia no es solo protocolo, sino también narrativa. Al presidir el “Super Bowl de la diplomacia” (como se conoce el debate general de septiembre), Baerbock no sólo modera discursos: encarna la posibilidad de que el diálogo internacional recupere su vocación transformadora.


Desde una perspectiva diplomática, este tipo de liderazgo es valioso no por ofrecer soluciones inmediatas, sino por sostener el espacio donde las soluciones aún pueden gestarse.


Baerbock tiene un aliado firme por la paz en la persona del recién llegado Papa León XIV al Vaticano, quien en su mensaje del Ángelus del domingo 21 de septiembre abogó por la paz: “Con ustedes y con los pastores de las iglesias de Tierra Santa repito: no hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzoso, en la venganza. Los pueblos necesitan paz: quien los ama de verdad, trabaja por la paz”.


La agenda de la nueva presidente de UNAG 80 es ambiciosa: incluye debates sobre inteligencia artificial, cambio climático, igualdad de género y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 


Cada uno de estos temas exige no sólo coordinación técnica, sino también voluntad política y visión compartida. En este sentido, su presidencia será una plataforma para repensar la diplomacia como arquitectura de esperanza: “construir puentes donde otros levantan muros”.


Tras los diplomáticos de alto nivel, como Annalena y los funcionarios dedicados en cuerpo y alma a la ONU, hay una fuerza de convicción que linda con la energía espiritual del llamado del Papa León XIV: la vocación de servicio en medio del sufrimiento humano.


Ella no apeló al cinismo ni a la resignación, sino a la esperanza activa. Esa esperanza, en términos espirituales, es una forma de “caridad política": el compromiso de transformar estructuras para que la dignidad humana no sea una excepción, sino la norma.

Dag Hammarskjöld, segundo secretario general de la ONU entre 1953 y 1961, escribió que “la vida sólo cobra sentido cuando se convierte en respuesta a una llamada.”

 A esa llamada responde Annalena con claridad: sostener el diálogo cuando el mundo tiende al grito, convocar a la cooperación cuando el egoísmo se disfraza de soberanía.

Desde esta perspectiva, la diplomacia no es sólo negociación, sino que se equipara a un “ministerio de reconciliación": es el arte de mantener abierta la puerta del entendimiento, incluso cuando todo parece empujar hacia el conflicto. 

En este aniversario número 80 de la ONU, su presidencia nos recuerda que la paz no es un estado, sino un proceso que necesita voces valientes, éticas y profundamente humanas.

Finalmente, ¿Qué pueden esperar México y América Latina de la UNAG 80? 

Para México, miembro fundador de la ONU en 1945, cuya política exterior ha buscado históricamente el equilibrio entre principios y pragmatismo, el liderazgo de Annalena ofrece una oportunidad. Su énfasis en derechos humanos, justicia climática y equidad puede resonar con las prioridades regionales latinoamericanas. 

Además, su estilo inclusivo abre espacio para que voces latinoamericanas contribuyan activamente a la renovación del sistema multilateral.

De mi parte, seguiré con interés de internacionalista y apego del periodista los trabajos de esta Asamblea General 80, en los cuales están en juego tanto la paz mundial en lo inmediato, como el destino de la ONU en el futuro.

Con la colaboración de Microsoft Copilot, quien me acompañó en la investigación y redacción de este artículo.

FIN

viernes, septiembre 19, 2025

La censura de la censura

Ejercer el periodismo de opinión no es andar por un camino de rosas y días soleados bajo cielos despejados. Al contrario, el cielo nublado y la tormenta son constantes.

Por Rogelio Ríos Herrán


Jimmy Kimmel y Charly Kirk, uno actor comediante y otro conferencista de alto vuelo, no son mexicanos, pero bien podrían serlo: al primero se le canceló su programa por opinar sobre la muerte del segundo, asesinado en un evento público.


Los norteamericanos Kimmel y Kirk sufrieron dos tipos de censura que, al final, se juntan en una sola consecuencia: acallar la voz del que opina. 


La censura propia o autocensura de la cadena televisiva ABC silenció indefinidamente a Kimmel; la censura criminal mató la voz de Kirk para siempre.


En España, a raíz de la interrupción de la última etapa a la Vuelta de España el 14 de septiembre, el máximo evento ciclista de la nación ibérica, por personas radicales y protestantes propalestinos alentados por organizadores ligados a la organización terrorista Hamás según periodistas españoles, de inmediato el gobierno socialista suprimió voces críticas en la televisora pública RTV.


“En España disentir ya no es un derecho: es una condena”, escribe la columnista española Guadalupe Sánchez 


“El que se atreve a salirse del guión gubernamental pasa a ser presa de linchamiento”, agrega (en “Claudicar ante la autocensura””, The Objective.com, 19/09/2025). 


¿Qué pasa en México con la censura?


Traje a colación los ejemplos de Estados Unidos y España para establecer, en primer lugar, que la censura que vivimos en México no es un fenómeno único o aislado, sino una de las caras del autoritarismo que bajo las etiquetas de izquierda o derecha campean en el mundo.


En segundo término, la discusión pública, desde la perspectiva de los periodistas y ciudadanos, no es si existe o no censura en México, sino cómo se aplica “la censura de la censura”.


Me explico.


Cuando la presidente o los voceros y comparsas mediáticos del gobierno nacional afirman y repiten que “en México no hay censura porque cada quien puede expresar lo que quiera…”, omiten agregar la terminación de la frase: “... y atenerse a las consecuencias de opinar”.


Ahora, el mecanismo predominante de censura en México es la censura institucional o empresarial de quienes no quieren meterse en problemas con los gobernantes y deciden silenciar desde adentro las voces críticas que participan en sus medios de comunicación.


La censura es “la intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”, dice en el Diccionario de la Real Academia Española.


En una perspectiva amplia, se considera a la censura como “la supresión de material de comunicación que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario para el gobierno o los medios de comunicación según lo determinado por un censor” (educalingo.com).


En Campeche, México, el periodista Jorge González Valdez y el periódico Tribuna sufren un caso clásico de censura e intervención de un censor ordenada por una jueza local a demanda de la gobernadora del estado. 


La censura a González Valdez es visible, pero la que padecen muchos otros reporteros, periodistas de investigación y periodistas de opinión es invisible, aunque no menos eficaz.


La pérdida de espacios públicos o privados de expresión de opiniones es constante e imparable en los medios de comunicación mexicanos.


Desde siempre, la relación entre los periodistas críticos y el gobierno nacional o los gobiernos locales ha sido ríspida, tensa y conflictiva.


Ejercer el periodismo de opinión no es andar por un camino de rosas y días soleados bajo cielos despejados. Al contrario, el cielo nublado y la tormenta son constantes.


Lo que hoy viven los periodistas mexicanos es una etapa superior de la censura: yo no necesito, dice el gobernante, prohibir directamente que opines, pero presiono y pongo un ultimátum a tu medio de comunicación, en el caso de la censura institucional.


Yo no necesito prohibir directamente que opines, dice el empresario, pero no lo harás en mi medio de comunicación si tus opiniones me meten en problemas con el gobierno, en el caso de la censura empresarial.


En consecuencia, el panorama para el periodismo de opinión, de investigación y para el trabajo incansable de los reporteros en busca de los hechos, sigue muy nublado y en él se avizora la llegada de la censura de la censura.


“La palabra ha dejado de ser un vehículo de libertad para convertirse en un sinónimo de sumisión. O dices lo que el poder quiere escuchar o serás triturado”, concluye Guadalupe Sánchez.


No le muevo ni una coma a lo que ella dice.


FIN



 


lunes, septiembre 15, 2025

Mi Grito

Las historias de apoyos abiertos y excesivos a candidatos de los partidos oficiales en México (nombre usted al que quiera: PRI, PAN, PRD, PV, Morena, etc.) son añejas, pero hoy han rebasado lo anecdótico y casual para convertirse en mecanismos de alimentación de combustible para el motor electoral morenista.

Por Rogelio Ríos Herrán


No gritaré mi inconformidad con la injusticia, la violencia, la corrupción profunda de extensas áreas del gobierno nacional, las tendencias autoritarias del partido Morena en el poder y la degeneración moral de elementos de alto rango de la Marina y el Ejército Mexicano el día 16 de septiembre: la gritaré durante todo el año.


Me quedaré ronco, tal vez, por los 365 gritos hondos y cargados de coraje y sed de justicia, pero eso es un precio menor ante el tamaño de la descomposición del país que vive México y que, día a día, avanza hacia el punto cero, es decir, la posible quiebra de la nación en manos de gobernantes ineptos.


No es nada más un problema de ideología o fanatismo doctrinal el de los gobernantes morenistas. Verlo así es reducir las cosas a un factor que explica una parte, pero omite ver el resto del todo.


El problema es más terrenal: la creación y sobrevivencia del Movimiento de Regeneración Nacional como maquinaria electoral requiere de un flujo incesante de dinero para tener presencia y arrebatar todas las elecciones posibles a cualquier nivel político.


Sea municipal, estatal o federal, en cualquier elección en que participe Morena debe ganarla a toda costa y, si se puede, por completo a riesgo de frenar o detener el funcionamiento de la maquinaria electoral.


El dinero es la gasolina que impulsa a ese motor electoral. No puede escasear ni mucho menos faltar en ningún momento para no poner en riesgo tanto el acceso como el sostenimiento en el poder.


No puede faltar dinero en Morena, punto.


¿De dónde viene ese dinero?


Los estudiosos del fenómeno de la corrupción hablan en términos de “vulnerabilidad” de los servidores públicos a las tentaciones en forma de sobornos, privilegios, mayor poder y predominancia política.


Hay áreas de mayor o menor vulnerabilidad en el gobierno ante la corrupción, según la mayor o menor exposición de los gobernantes y funcionarios al dinero: imagine usted a los funcionarios que manejan las aduanas, por ejemplo, o las compras consolidadas de medicinas del gobierno nacional por miles de millones de pesos.


Apenas se empieza a sorprender la opinión pública de las cantidades multimillonarias de dinero ilícito que corren detrás del negocio del “huachicol fiscal”, pero ésa es solamente una parte de la historia.


Lo que hace particularmente pernicioso, en el caso del “huachicol”, el impacto de la corrupción es que el dinero negro obtenido de ese negocio ilegal no se queda del todo en los bolsillos de empleados públicos corruptos, sino que entra al proceso electoral por vías que no dejan huella.


El financiamiento de las campañas electorales en México es un asunto en el que hay miles de millones de dólares de dinero ilegal involucrado, según estimaciones del Departamento del Tesoro del gobierno de Estados Unidos.


Es un problema grave que afecta a todos los partidos políticos desde hace décadas, pero que a partir del año 2018, con la llegada de Morena y su candidato López Obrador a la presidencia de la república, se volvió una enfermedad crónica.


¿Cuánto dinero ilícito circula en las campañas electorales en México? ¿Qué poder e influencia da sobre el gobierno a los grupos criminales que inyectan ese dinero?


La otra parte de la historia de la corrupción electoral en México viene desde adentro del gobierno nacional: la utilización indebida de recursos públicos para fines electorales.


Las historias de apoyos abiertos y excesivos a candidatos de los partidos oficiales en México (nombre usted al que quiera: PRI, PAN, PRD, PV, Morena, etc.) son añejas, pero hoy han rebasado lo anecdótico y casual para convertirse en mecanismos de alimentación de combustible para el motor electoral morenista.


¿Recuerda usted el caso de la presidente municipal de Texcoco, Estado de México, que descontaba por nómina un porcentaje a un grupo extenso de burócratas municipales como “aportación” a su partido Morena?


Si eso se hizo a nivel municipal, imagine usted la escala a nivel estatal o federal en la joya de la corona: la elección presidencial.


El tanque de gasolina morenista siempre debe estar lleno, no a la mitad ni mucho menos en la reserva.


El dinero ilícito, venga del desvío de recursos desde adentro del gobierno o de “aportaciones” externas de dudosa cuna de nacimiento, se junta con el financiamiento público del INE a los partidos políticos y en la mezcla nadie sabe, nadie supo.


Ante la ausencia casi total de la rendición de cuentas de los gobernantes, funcionarios, marinos y militares, los ciudadanos mexicanos vemos con impotencia la misma película de toda la vida: salió del poder una élite sólo para ser reemplazada por otra, pero élite al fin y al cabo.


¿Cómo creen que no daré Mi Grito este septiembre de Fiestas Patrias y cada día del año?


¡Viva México! ¡La Patria será más grande que sus gobernantes y criminales corruptos que hoy la someten! 





viernes, septiembre 12, 2025

Andar sin fe en la política

A quienes no los mueve la necesidad de cultivar la fe, sino el materialismo simple y llano que se logra mediante el poder y el dinero obtenidos a costa de medios ilícitos, les da igual tener tal o cual tipo de sociedad y éste u otro modelo de gobierno en tanto ellos sigan medrando en la injusticia.


Por Rogelio Ríos Herrán


De la mano de la pérdida de la fe en la vida y en Dios (como quiera que usted lo conciba) va la destrucción de la fe en la política como modelo e instrumento de construcción de las sociedades e instituciones, particularmente el modelo de la democracia liberal y sus valores.


Vivir sin convicciones personales, estar vacío de principios morales, no tener la menor empatía por el prójimo, en fin, andar el camino de la vida sin escrúpulos ni ética del trabajo, es el perfil que yo veo en muchas personas de mi comunidad (ciudadanos y gobernantes) hasta el punto de pensar que son la mayoría.


No son personas que aspiran a la trascendencia de un legado familiar fundado sobre el buen nombre y la digna reputación y, cuando logran trascender, lo hacen por el tamaño de sus abusos, delitos y avaricia.


A quienes no los mueve la necesidad de cultivar la fe, sino el materialismo simple y llano que se logra mediante el poder y el dinero obtenidos a costa de medios ilícitos les da igual tener tal o cual tipo de sociedad y éste u otro modelo de gobierno en tanto ellos sigan medrando en la injusticia.


Me refiero a la fe no sólo como la convicción religiosa que llena el vacío espiritual, sino también como la firme creencia de que con el apego a los valores políticos fundamentales (la tolerancia, la libertad, el equilibrio de poderes y la rendición de cuentas) se logrará el bienestar de todos, no nada más de una reducida élite política y económica.


Si en la arena pública mexicana y en los asuntos de gobierno está ausente la fe en las posibilidades de la acción política honesta y respetuosa de la ley y el interés público, será quizá porque quienes participan en ella (ciudadanos y gobernantes) carecen ellos mismos de fe en la política.


Nadie puede proyectar con sinceridad y convencimiento en los asuntos públicos aquello de lo que carece en lo personal: la falta de una luz interna que lo guíe por los oscuros y accidentados caminos de la existencia en un mundo azaroso y lo haga salir bien librado.


“¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?”, preguntaba Jesucristo a sus discípulos, lo cual me parece una parábola que ilustra uno de los motivos -quizá el fundamental- de la destrucción de la vida pública por la muerte del idealismo y la corrupción sin medida en los gobiernos mexicanos de todos signos y colores.


¿Acaso puede, pregunto yo, un padre o hermano sin fe en la política inculcar a su hijo o hermano la fe en la democracia y los valores liberales en oposición a las tendencias autoritarias y a la corrupción que sufren las administraciones públicas?


Yo no soy nativo digital, pero no comparto del todo la idea de que son la era de internet, las redes sociales y la inteligencia artificial los causantes del vacío espiritual y la pérdida de fe de las personas ante la vida y la política.


Cada cambio de tecnología en la historia de la humanidad ha provocado momentos de incertidumbre que trae el cambio rápido que empuja a una nueva era, pero a todo ello han resistido aquellas personas con firmeza espiritual, convicciones racionales y una reserva inquebrantable de fe en las posibilidades del hombre.


Es posible que, como todos los demás, yo diga también en ocasiones que estoy decepcionado de los políticos y los gobiernos, de su corrupción y estulticia, pero jamás diré que he perdido la fe en la política, mucho menos en la vida. 


A mis padres y al seno familiar debo la semilla de la fe que me sembraron, la cual, sin embargo, es preciso cultivar a lo largo de la vida: para exigir buenos gobernantes hay que ser primero mejores ciudadanos.


Terminaré con una cita del escritor español Javier Cercas que suscribo por completo:


“Yo me conformo con que los políticos cumplan las reglas que cumplimos los demás, como no robar y no engañar, ésta última, según Montaigne, la primera regla de la ética” (“El retorno de la ética” El País, 17/03/24).


FIN


Enlightened Despotism: An issue for today

In times of crisis—pandemics, wars, global instability—calls for “strong leaders” often resurface. Technocracy, expert governance, and effic...